MEMORIAS
Y SOLEDADES
Soledades,
soledades
que
pronto acabasteis.
Mira
como se rompe la tierra
toda
ella revienta,
manifiestamente desperdigada,
en
miles de porciones humanas
en
miles de quimeras aisladas.
Soledades,
soledades.
Llenarme
ecuánime
de
cada uno de esos individuos
saciarme
del uno mismo,
el
uno mismo infinito,
del
pletórico Amor artífice…
¡Ecce Homo!, etéreo yo ubicuo.
Soledades,
soledades.
Desde
la distancia,
lejanos,
llenos
de lágrimas
racimos
de melancolía,
remotos
brillan
los
ayeres evocados.
Soledades,
soledades.
Sollozos que son recuerdos,
intangibles
gozos
sonrisas ociosas,
incansables
olas pretéritas
lanzan
sus mareas
sobre
el destino ignoto.
Soledades,
soledades.
Memoria,
loco
y errado
viajero
errático
en
ti busqué refugio…
¡Oh
nooo!... Memoria.
¡ Fiebre
agónica!
Este
vacio entrometido
que
ahoga los pájaros
que
asesina los versos
que
mata las rimas
que dispersa el sonido
de
sus miles de orquestas.
Lacónica
suena ahora
la triste sinfonía:
(La Sinfonía
de las Almas)
Bello sonido
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
de
estrellas ínfimas.
La orquesta de todas las almas
suena brillante y pausada;
astrológica composición,
celestial partitura,
delicada notación,
vibrante explosión de pletóricas lágrimas.
El sonido bello
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
La orquesta de todas las almas
suena brillante y pausada;
astrológica composición,
celestial partitura,
delicada notación,
vibrante explosión de pletóricas lágrimas.
El sonido bello
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
de
estrellas ínfimas.
En las noches sin luna
aparece desvelada
la eterna música,
bella, gloriosa
inmensa y preciada,
En las noches sin luna
aparece desvelada
la eterna música,
bella, gloriosa
inmensa y preciada,
desde
siempre rutilante, y añorada lluvia.
El
sonido bello
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
que llueve del cielo
en finas infinitas,
parpadeantes destellos,
de
estrellas ínfimas
Soledades,
soledades
Memoria:
telares
de araña
tejidos complejos
extraños
y cercados lugares
de
herméticos infiernos.
Soledades,
soledades.
Espeleólogos
del alma,
por
amores áureos
místicos seducidos.
Argonautas
del subsuelo
horadando
en el núcleo cielos,
entrampados
en oscuros laberintos;
¡Cuidado!..., envenenada y
pegajosa membrana
de narcóticos vinos,
de eeeecossss sibilinossss...
Soledades,
soledades
Memoria,
donde
la madre dormita:
-
¿en que memoria se
halla
la sustituta amada?,
en
la mía me he perdido,
confundido.
Soledades,
soledades.
Buscando
en viejos desvanes,
errático
y errando,
al
ser querido.
En
la casa de las arañas,
entre viejas madejas,
melancolías y telas
de fino hilo.
Soledades,
soledades.
Buscando
abrazos y sonrojados besos,
alegres
sonrisas y amores intensos.
Lejanas
suenan ya
las canciones de cuna,
lagunillas de estrellas
nidos
de apacibles mareas
tiernos
sonidos de luna.
Soledades,
soledades
largo tiempo ya
que no atinabais,
entretejiendo
espacios de amor
con
lánguidos cánticos naturales.
Retintineando
memorias de glorias carnales
en
el cuerpo blanquecino del abrazo,
deslizándome…,
agotadora fiebre,
por tus humedales de piel y vientre.
Soledades,
soledades.
Ay
amada!
¿Cuando
vendrás ternura?
Canción
diáfana
del
sureño bostezo del mar.
Desnudo
he nadado
desde
el aplacible sueño
hacia
el alba.
Allí
he despertado
del
mar liberado,
acaramelado
de agua y sal
al
abrigo de mi amada.
Donde
estas memoria,
en
tus entrañas
casi
me ahogo,
aquí
dejo enterradas
las
deshilvanadas vicuñas,
efemérides
y secretos,
encofrados
en selladas urnas .
EL
RESURGIR
Quiero
colmarme de ti
manjar
de poesía explosiva.
A pesar de los pesares,
de
este trágico dolor
que
acompaña toda profanación,
y por encima de todo beberte….
Oh! cálido placer libado;
ser,
sin fin, pautada lisonja
de
este bello corazón prendido.
Besos
de lunas
abrazos
planetarios
besos
revolucionarios
soledades
desnudas.
Una
nueva galaxia
entre
dos corazones nacida,
imantada
fiebre
de
amor encendida.
Beso
revolucionario,
apasionado rebatías con saña
a los espíritus acartonados,
sanedrines
del dogma y la mortaja.
Sáciate
en mí,
acicálate
con mis labios
embellécete
con mis ojos
embriágate
del viaje sin fin.
De
cada uno de mis besos
exprime
el íntimo secreto,
los sudores
agridulces
los sabios
perfumes .
Vuélvete
como un rio:
arrebata
la tierra con tus dedos,
siembra
surcos de deseo
en
cada esquina de mi cuerpo.
Que
licuado el ánimo
se diluya en el infinito
donde
habitan tus ojos,
lindar
de livianos paraísos.
¡Ah,
rebelde amor!
insólita
furia del alma.
Siempre
que contigo he yacido
impregnado
he sido
de
una cálida añoranza;
recurrente
reflejo
de temblores extensos.
Mujer…,
Amor…,
que en ti mordido quedo,
arañado
por saberes incandescentes
por
el reptil aullido fundido.
Amor…,
amada Anna,
en
mí has sembrado la síntesis
de
fervores dionisíacos;
devorando
las hoscas cavernas
donde
el inconsciente brama.
¡Ay
Anna!…, Amor…, mi apolínea alma.
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